Los Juegos Paralímpicos de París 2024 dejaron historias impresionantes, que dan una lección de vida. Una de ellas es la del campeón mexicano, Arnulfo Castorena, que desde Sidney 2000 acumula en natación adaptada siete preseas, cuatro de oro, dos de plata y una de bronce.
Su vida fue un infierno hasta que encontró su lugar en el agua. El primer golpe lo recibió al nacer, cuando su madre falleció en el parto. Como si fuera poco, su padre lo abandonó luego por su discapacidad.
Su abuelita fue la que decidió hacerse cargo de él, y lo llevo a muchas escuelas, pero ninguna lo aceptaba, pese a los reclamos. En ese ir y venir apareció un institución de monjas que lo recibió.
En ese lugar Sor Chiva, una monja que le apodaban así porque era muy aficionada de las Chivas, lo llevo a la piscina donde cosechó oro puro, y lo hizo ante el asombro de mucha gente, que ahora lo considera un ejemplo de vida y el orgullo mexicano.
Pese a sus logros, no está conforme con ello, quieres más. A sus 46 años, sueña con seguir sumando preseas en Los Ángeles 2028, tal como ya hizo en: Sidney 200, Atenas 2004, Londres 2012, Tokio 2020 y París 2024.
