Antonio Manno, nacido en Córdoba en marzo de 1936, es recordado como un visionario del básquet argentino. Su legado, aunque inicialmente subestimado, dejó una marca imborrable en el deporte gracias a su revolucionario sistema de juego conocido como VeDiMe (Velocidad y Dinámica Mecanizada).

Un viaje iniciático
La pasión de Manno por el básquet lo llevó a vender su auto para viajar a Estados Unidos y estudiar de cerca el baloncesto universitario. Al regresar, combinó lo aprendido con influencias del baloncesto yugoslavo, dando origen al VeDiMe en los años 70. Este sistema, fundamentado en la velocidad, la presión defensiva y el desgaste del rival, desafió las concepciones tradicionales del deporte.
El sistema VeDiMe
El VeDiMe se basaba en siete puntos clave, destacando:
1. Defensa individual a presión en toda la cancha.
2. Contraataque como herramienta principal de ataque.
3. Transiciones rápidas tanto ofensivas como defensivas.
4. Adaptabilidad ante todo tipo de defensas rivales.
Para Manno, el estado natural del juego debía ser la presión constante, desgastando al rival física y mentalmente. Como dijo uno de sus principales alumnos, Daniel Beltramo, “se ataca rápido y, si se falla, la prioridad es volver a la presión defensiva para recuperar la pelota”.
Manno fue puliendo su sistema en los distintos equipos que dirigió y lo heredó a sus dos principales asistentes, Beltramo y José Podskoc, que lo utilizó, por ejemplo, en La Unión de Colón en el TNA en los 90, equipo donde jugaba Paolo Quinteros.
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Éxitos y desafíos
Manno llevó el VeDiMe a equipos como GEPU (Gimnasia y Esgrima Pedernera Unidos), con quienes marcó un hito en la temporada 1992/93, destacándose por el uso masivo de triples y una intensidad sin precedentes. Bajo su dirección, GEPU registró un 38,8% de efectividad en triples, cifras extraordinarias para la época.
Reconocimientos póstumos
Aunque su estilo no fue plenamente comprendido en su tiempo, entrenadores como Sergio Hernández y jugadores Quinteros han reivindicado su legado. Quinteros destacó que el sistema de Manno le permitió adaptarse al baloncesto moderno, mientras que Hernández lo considera un precursor de las tendencias actuales, como el énfasis en el tiro de tres puntos y el juego dinámico.

Manno falleció el 10 de abril de 2010, dejando un legado que hoy encuentra ecos en el baloncesto contemporáneo. Desde la presión en toda la cancha hasta el uso estratégico de triples, muchas de sus ideas visionarias ahora son norma en el deporte.