En Estados Unidos hay una pequeña tenitas de 12 años con raices bolivianas llamada Isabella González Álvarez, que está entre las 40 mejores tenistas de su categoría en el ranking nacional de Estados Unidos. Viene de una familia de deportistas de pura cepa.
Que lleve el tenis en la sangre no es una sorpresa, ya que Isabella es hija de la ex tenista boliviana Daniela Álvarez (y el ex tenista puertorriqueño Ricardo González), la hermana mayor de María Fernanda Álvarez, una de las mejores tenista que tuvo el país.
Pero además, el abuelo de Isabella es José Ernesto Álvarez, ex presidente de Oriente y uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol de salón de Bolivia.
Con todo ese ADN lleno de sangre deportiva, la joven tenista nació el 9 de septiembre de 2011 en la ciudad de Boca Ratón, Florida, donde estudia y comparte el tiempo con el tenis, gracias al empeño de sus padres, que junto con ella se plantearon objetivos a corto plazo, ya que saben que el tenis es una carrera impredecible. Sin embargo, el sueño de la familia es de verla triunfar y, de momento, va por buen camino.
Isabella está entre las mejores 40 tenistas de la categoría 12 años de Estados Unidos, un logro nada fácil tomando en cuenta que son miles los niños y jóvenes que compiten en tenis.
«En un país con 300 millones de personas, la candidad de tenistas que hay en todo el territorio es increíble. El nivel de tenis es altísimo, por eso es valorable lo de Isabella», cuenta Daniela.
La joven siempre estuvo inmersa en el tenis porque su madre y su padre viven del tenis, ya que son entrenadores y todo gira a las canchas de arcilla y de cemento en Boca Ratón.
Regularmente disputa torneos de nivel 4, 3 y 2 para sumar puntos y así poder participar en los eventos de nivel 1, los más importantes de EEUU y en los que juegan los mejores del territorio.
En julio y agosto estuvo en dos torneos nacionales, a los que van los 128 mejores del país. Uno de juega en cancha de arcilla y otro en cancha dura (cemento).
El próximo objetivo antes de fin de año es competir en dos eventos internacionales: el Eddie Herr, en noviembre en Sarasota; y el Orange Bowl en diciembre, en Miami. En estos torneso estarán los dos mejores de cada país.
Por ahora, Isabella divide su tiempo entre el colegio y los entrenamientos, en los que hace dos horas de tenis y una preparación física.
Sin embargo, en el verano se dan la vacaciones escolares y los entrenamientos aumentan a seis horas días, por lo que no es casualidad que Isabella tenga un gran nivel. Además, está bajo la preparación de sus padres desde hace tres años. Antes estuvo en las escuelas de tenis de la ciudad donde vive.
«La mayoría de las tenistas de su edad no van a la escuela, lo hacen on line. Nosotros estamos logrando de que todo sea lo más normal posible, como lo hicimos nosotros (cuando eran jugadores). Entonces, Isabella va a la escuela desde las 8:30 hasta las 15:00 de 15:30 a 17:30 hace tenis y luego una hora de física», explicó Daniela.
Para el próximo año la meta trazada es que la pequeña esté entre las 15 o 10 primeras del ranking nacional de EEUU, aunque Daniela dejó claro que en ningún momento presionan a Isabella. «No le ponemos techo a su capacidad por eso la dejamos entrenar y siempre con el tema del proceso de desarrollo en su mente», apuntó la mamá de Isabella.
