El Gran Premio de los Estados Unidos de 2025, disputado en Austin, quedará marcado por un acto de rebeldía que puso a Franco Colapinto en el centro de la atención mundial. El piloto argentino de Alpine desobedeció una orden de equipo directa, protagonizando una espectacular maniobra de adelantamiento sobre su compañero, Pierre Gasly, que generó un intenso debate sobre las jerarquías y el instinto de carrera en la Fórmula 1.
A pocas vueltas del final, con Colapinto rodando justo detrás de Gasly y ambos luchando por posiciones traseras (17° y 18°), la voz del muro de boxes resonó en la radio del argentino: «Ambos coches tienen la orden de mantener posiciones». La respuesta de Colapinto fue instantánea y contundente: «¡¿Espera, qué?! ¡¿Mantener nuestras posiciones?! ¡Pero es lento!» . Con neumáticos más frescos y un ritmo visiblemente superior, la orden resultaba absurda para el argentino. Detrás de ellos, la amenaza del Sauber de Gabriel Bortoleto, con gomas más nuevas, era inminente, lo que significaba que la lentitud de Gasly ponía en riesgo la posición de ambos.
Ignorando la instrucción, Colapinto se lanzó con audacia y precisión en la curva 1, ejecutando un sobrepaso limpio y magistral sobre Gasly. Esta maniobra, que la propia F1 destacó como una «batalla interna», no solo fue una muestra de su talento y agresividad en pista, sino una declaración de intenciones. El piloto, que venía de ceder posiciones varias veces por estrategia de equipo en carreras anteriores, eligió seguir su instinto: «Iba mucho más rápido, la verdad. Era lo mejor para la situación… si no lo pasaba, nos iba a pasar a los dos», explicó después, justificando su acción como una estrategia defensiva.
Si bien la acción terminó de colocarlo 17° (Gasly fue superado por Bortoleto minutos después, dándole la razón a Colapinto), el impacto fue mucho más allá de la estadística. Dentro de Alpine, la desobediencia generó un comunicado de decepción por parte del Director General, Steve Nielsen, quien aseguró que el incidente sería «tratado internamente». No obstante, la audacia de Colapinto encontró un respaldo masivo entre aficionados, medios y figuras históricas de la F1, que vieron en su acto una necesaria reivindicación del espíritu competitivo individual por encima de las a veces incomprensibles órdenes de equipo. Para muchos, fue la prueba definitiva de que Colapinto corre como un titular con sed de consolidación, un indicio clave de cara a su futuro en 2026.
