Algunas fotos familiares confirman lo que hoy emociona al automovilismo cruceño: Karina Aramayo, de apenas 12 años, creció entre motores, polvo y rutas. Desde que nació acompañó a su padre, Hugo Aramayo, a las carreras, donde él competía como piloto. “Jugaba con mi casco cuando empezaba a caminar, y se sacaba fotos con los corredores en la ruta”, recuerda con orgullo su padre.
Su historia es una mezcla de herencia y pasión. Desde pequeña soñó con subirse a un auto de carrera y vivir lo que veía desde afuera. Ese sueño se hizo realidad este 2025, cuando debutó en el Gran Premio Integración del Oriente y no desaprovechó la oportunidad: fue segunda en la categoría Open Turismo, sorprendiendo a todos por su habilidad y temple en la pista.
Karina comparte esta aventura con su padre, quien en el Gran Premio la acompañó como navegante y guía en cada tramo. Además, participa en el Campeonato de Adevalle como navegante, donde tiene grandes posibilidades de consagrarse campeona junto a su papá, un hecho inédito para una deportista de su edad.

Karina Aramayo cuando ya se ponía el casco de piloto.
Con apenas 12 años, Karina ya dejó una huella en el automovilismo nacional. Su historia inspira a nuevas generaciones y demuestra que el talento no tiene edad ni género. La niña que antes aplaudía desde la ruta, hoy acelera con fuerza, haciendo vibrar los caminos del país.

Karina Aramayo sacándose una selfie con el piloto Pity Ortiz.
“Su sueño siempre fue correr, y ahora que lo está cumpliendo, no hay quien la detenga”, afirma su padre. Y todo indica que Karina Aramayo recién está comenzando una gran historia sobre ruedas.
			
		
                                    