A los 60 años, cuando muchos piensan en retirarse, el japonés Hiromu Inada decidió empezar de cero y aprender a nadar. Tres décadas después, a sus 92 años, se ha convertido en leyenda al completar hace una semana uno de los desafíos deportivos más exigentes del mundo: el Ironman 70.3, disputado en Australia.
Inada nadó 1.9 kilómetros, pedaleó 90 kilómetros y corrió 21 kilómetros, todo en una misma jornada y bajo el implacable sol australiano. Cruzó la meta tras 10 horas y 11 minutos de esfuerzo, batiendo su propio récord como la persona más longeva en completar esta exigente competencia.
Su historia de superación no se detiene ahí. A los 70 años, debutó en un triatlón y, desde entonces, entrena seis días a la semana, demostrando que la disciplina y la determinación no tienen edad.
Hoy, Inada es un símbolo global de perseverancia y motivación. Mientras algunos envejecen, otros, como él, simplemente se transforman en leyendas vivas. Y por si fuera poco apuesta a seguir superándose, demostrando que la edad no es un freno.