Su nombre y apellidos delatan la procedencia de sus padres. Ikenna Ibe-Akobi Vidal, de 21 años, es un atleta cruceño de velocidad, que tiene sangre nigeriana por su padre, Pius Esedilak Akobi, y boliviana por su madre, Carmen Norah Vidal Padilla, que es de Quirusillas.
Con esa combinación, Ike, como le dicen sus amigos, tiene el biotipo de los campeones mundiales de la velocidad, así lo manifiesta su entrenador, David Cortez, que fue el que le aconsejó que deje el básquet, que lo practicó, de 2019 a 2022, jugando de alero con la NUR, en la Primera B del campeonato cruceño.
Cortez es un convencido que Ike, dedicado plenamente al atletismo, logrará ser el mejor del país en poco tiempo, en las pruebas de 100, 200 y 400 metros. El atleta también está entusiasmado con el plan, pues los resultados conseguidos hasta el momento lo animan. En julio de 2022 se inició en el atletismo, y en diciembre de ese mismo año se consagró campeón departamental de 100, 200 y 400 metros, en mayores.
“En 2022 ya corrí el Nacional Indoor, de Cochabamba, mayores, y obtuve el cuarto lugar en 60 metros, pero estaba lesionado”, afirma este estudiante del segundo año de la carrera de radiología en la Ucebol.
Este atleta en formación se ha propuesto, junto a su entrenador, convertirse en el mejor atleta de velocidad del país hasta mediados de 2024, cuando se desarrolle el Nacional Indoor. “Allí vamos a ir a ganar las pruebas de 100 y 200 metros planos”, asegura. Por lo pronto, está cumpliendo los pronósticos, quemando etapas a pasos agigantados.
Por lo pronto, los objetivos de este año son el Gran Prix Sudamericano, en pista abierta a realizarse a comienzos de julio. También se viene en esos días el Nacional de mayores, y al Nacional U23 de Santa Cruz, a llevarse a cabo en Santa Cruz.
