La palabra furosemida se ha vuelto en las últimas horas más conocida que antes en Bolivia tras el positivo de doping de la nadadora boliviana María José Ribera. A la deportista le realizaron el control el 3 de agosto, día en la que compitió en la prueba de los 50 metros libre durante los Juegos Olímpicos de París 2024.
Luego de recibir el resultado positivo de la prueba A el 5 de agosto, y de que el frasco B arrojará el mismo veredicto, el equipo de trabajo de María José informó que ella consumió furosemida por un error de uno de los médicos de su equipo, y que, por ello, si hay sanción (puede ser de dos o más años), apelará.
Pero, ¿Qué es la furosemida? Es un diurético que provoca orinar más seguido, expulsando líquidos del organismo. La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) incluye la furosemida dentro de las sustancias prohibidas tanto en competición como fuera de ella. El motivo es que podría funcionar como enmascarante, es decir, eliminar con mayor rapidez los restos de otras componentes dopantes.
Así como algunos deportistas lo utilizan para enmascarar sustancias dopantes, hay otros que lo ocupan para bajar algunos kilitos y así dar el peso exigido en disciplinas como el boxeo. Por ambos motivos, la furosemida está prohibida por la AMA para todos los deportes.
¿Cuál es su uso médico?
La furosemida solo puede usarse tras prescripción médica y se consume o con tabletas o por vía oral una o dos veces al día. Según la enfermedad que se pretenda tratar se recomienda un uso diferente del fármaco.
Principalmente se destina para tratar problemas como la hipertensión arterial, edemas por retención o exceso de líquidos de origen cardíaco, hepático o renal; insuficiencia renal y trastornos hidroelectrolíticos, entre otros. Sin embargo, cabe resaltar que la furosemida no cura estos problemas, sino que es un medio más para controlarlos.
La furosemida puede, como todos los medicamentos, generar efectos secundarios como micciones frecuentes, visión borrosa, dolor de cabeza o trastornos en la función intestinal.