Casi cinco años después de uno de los accidentes más espeluznantes que se recuerden en la Fórmula 1 moderna, el piloto franco-suizo Romain Grosjean ha completado un emotivo regreso al volante de un monoplaza de la máxima categoría. El viernes 26 de septiembre de 2025 (hora local), en el pintoresco circuito de Mugello, Italia, Grosjean se puso al volante de un Haas VF-23 de 2023, en una jornada de pruebas (TPC – Testing of Previous Car).
Este test marca su primera vez en un coche de F1 desde aquel fatídico Gran Premio de Bahréin de 2020, donde su Haas se partió en dos tras un impacto de 67G contra las barreras y se incendió, manteniéndolo en el infierno en llamas durante 27 segundos. Milagrosamente, y gracias a la célula de supervivencia y el Halo de su monoplaza, Grosjean escapó con vida, sufriendo únicamente graves quemaduras en el dorso de sus manos, lesiones que lo obligaron a perderse las dos últimas carreras de su carrera en F1.
El regreso fue una reunión muy especial con su antiguo equipo. El test en Mugello fue organizado por Haas F1 Team y contó con la presencia de su antiguo ingeniero de carrera, Ayao Komatsu (actual director del equipo), y numerosos miembros del equipo original que estuvieron con él. Komatsu expresó su inmensa alegría por recibir a Grosjean, calificándolo de «apropiado» que regresara en uno de sus coches.
«Estar en el coche de nuevo, sentir la velocidad, los frenos, la carga aerodinámica… fue fantástico,» dijo un emocionado Grosjean. El momento culminante de la jornada fue cuando, en su última vuelta, el equipo Haas, junto a personal de otros equipos presentes, le dedicó una ovación de pie . «Me hicieron llorar», admitió el piloto, quien desde su accidente ha competido exitosamente en la serie IndyCar y en carreras de resistencia como la IMSA.
Además, Grosjean finalmente pudo utilizar el casco especial diseñado por sus hijos que planeaba llevar en lo que iba a ser su despedida en Abu Dabi 2020, un detalle profundamente significativo. El test no fue solo un acto simbólico, ya que Grosjean también contribuyó con el programa de desarrollo de coches anteriores de Haas.
El «Fénix» de la F1 ha cerrado un capítulo emocionalmente pendiente, demostrando una vez más su indomable espíritu y celebrando, en sus propias palabras, «un día feliz», incluso bajo la lluvia.
