Bolivia volvió a celebrar en los XX Juegos Bolivarianos Ayacucho–Lima 2025 gracias a una nueva actuación destacada del tiro deportivo. El atleta nacional Rudolf Knijnenburg conquistó la medalla de bronce en la modalidad de 25 metros pistola, subiendo una vez más el nombre del país al podio en un certamen de altísimo nivel competitivo.
Knijnenburg expresó una mezcla de alegría y autocrítica tras su participación. “Con una felicidad a media, en tercer lugar, pero se luchó hasta el final”, dijo, destacando que la disputa fue sumamente exigente debido al elevado rendimiento de los representantes de Perú y Venezuela. Todo se decidió “técnicamente en el último tiro”, remarcó el tirador, satisfecho por haber competido al máximo pese a las dificultades.
El deportista también subrayó la complejidad de esta edición de los Juegos, que reunió a atletas de 16 países, incluyendo varios de Centroamérica, donde el nivel del tiro deportivo es especialmente alto. Aun así, señaló que esa exigencia también lo motiva: “He entrenado para competir y llegar a algún nivel, y ahí estamos”.
Sin embargo, Knijnenburg volvió a señalar una problemática que afecta de manera directa el rendimiento de los tiradores bolivianos: el acceso a municiones y su elevado costo. Explicó que entrenar con munición calibre .22 se ha vuelto casi prohibitivo: lo que antes se adquiría por 30 bolivianos, ahora cuesta alrededor de 400 bolivianos, un aumento de 700% en solo cuatro años.
Esta situación, asegura, limita la preparación real de los deportistas: “Hemos hecho todo el esfuerzo dentro de lo que podemos, no dentro de lo que quisiéramos”.
Knijnenburg hizo un llamado urgente a modificar la Ley de Armas, permitiendo mayor accesibilidad al material deportivo y reconociendo a los atletas medallistas con una credencial especial que facilite trámites e importaciones directas, tal como sucede en otros países con tradición en la disciplina. “Es espectacular que exista una ley de armas, pero debería incentivar el deporte, no matarlo”, afirmó.
Finalmente, dedicó su medalla a su familia, a quienes lo han apoyado incondicionalmente, “a Dios sobre todo y a Bolivia entera”.
