Cada participación boliviana en competencias internacionales es una decepción más, por la diferencia abismal de ayuda que brinda el Estado a los deportistas nacionales, con relación al respaldo que dan otros países a sus representantes. Los Juegos Suramericanos de Asunción 2022, no fueron la excepción, pues solo se logró 2 medallas de plata y 6 de bronce.
Con deportistas con el mínimo respaldo o prácticamente nada en la preparación en el ciclo olímpico (cuatro años), apostar a una medalla de oro es un sueño, pese a que en los Suramericanos de Asunción se repartieron 404 preseas doradas, y los postulantes a obtener un primer puesto eran solo 15 países.
El resultado de Paraguay deja al descubierto que el Gobierno Nacional, pese a que intenta demostrar lo contrario para no quedar mal, prácticamente no apoya al deporte, y ello deja huérfanos de ayuda a los atletas, pese al esfuerzo que realizan algunas federaciones para intentar dar condiciones de preparación a nuestros representantes.
Para nada es bueno observar deportistas nacionales hacer una serie de actividades recaudando fondos económicos y de esa manera costear la preparación y los pasajes. Ese fenómeno, que desconcentra a los atletas, solo se da en el país, y las autoridades aparecen en ocasiones para darles una mano solitaria e inútil, pensando más en quedar bien políticamente, que en ayudar con un plan, que si es prioridad fuera de las fronteras bolivianas. Acá tener un plan de preparación es un lujo, que por ahí algunas federaciones intentan sobrellevar, pero sin el apoyo de las autoridades imposible.
Ser anfitrión ayuda
La única forma para que las autoridades de turno apoyen al deporte, y aún a medias, es cuando el país es anfitrión de estos eventos, como sucedió en los Juegos Suramericanos de Cochabamba 2018, cuando se consiguió 4 de oro, 15 de plata y 15 de bronce.
Lo mismo pasó en la primera versión de los Suramericanos, realizados en La Paz, en 1978. En esa ocasión, el Estado se puso la camiseta y el resultado fue 20 preseas doradas, 42 de plata y 44 de bronce. Con ello, Bolivia dio muestras de que hay material humano deportivo, ocupando el tercer puesto entre ocho países.
Se vienen los Panamericanos de Santiago de Chile 2023, y el Gobierno está a tiempo de tomar una decisión: llevar una delegación con aspiraciones o hacer el mínimo esfuerzo para repetir el fracaso de los Suramericanos 2022. Las autoridades tienen la palabra, o de lo contrario habrán más críticas hacía ellos, que solo aparecen para la foto, cuando hay éxitos esporádicos, y el mérito es de los deportistas.