El veredicto de la World Aquatics (Ex FINA) sobre el positivo de dopaje durante los JJOO de París 2024 de María José Ribera, que se había anunciado saldría a finales de septiembre, se hace esperar. La situación se da debido a que la nadadora se encuentra en pleno proceso de presentación de pruebas de descargo apostando a su inocencia y así evitar una sanción de dos años
Desde un primer momento, la deportista explicó que el positivo se debió a una equivocación de uno de los profesionales de su equipo de trabajo, el doctor Matheus Borgo. El especialista en medicina molecular, según asegura la atleta, le proporcionó una fórmula energética que venía tomando desde hace meses, pero que en esa ocasión le habría agregado, por error, la Furosemida.
Esta versión, también se sustenta en dos cartas que la nadadora ha presentado como pruebas y que le habría enviado el doctor Borgo, en las que asume la culpa de su equivocación en la administración del energético, y que provocaron los dos positivos, en los frascos A y B. La prueba de dopaje se la tomó antes de que la nadadora participe el 3 de agosto en la prueba de 50 metros libre de los JJOO.
La Furosemida está en la lista de sustancias dopantes porque es utilizado para orinar más seguido y así enmascarar otras sustancias. También lo usan las mises y modelos, entre otros, para bajar de peso.