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miércoles, junio 25, 2025

Margareth Padilla: Ni la peor lesión frenó su objetivo de llegar a la WNBA de EEUU

Hace dos días conquistó y celebró el título más importante del básquetbol femenino de Buenos Aires, pero detrás de esa alegría existe años de esfuerzo y dedicación, lágrimas por muchos motivos y la peor lesión que puede sufrir una deportista.

Nada frena a la cruceña Margareth Wanda Padilla Lijerón, de 19 años, que sueña con jugar en la liga más exigente del mundo, la WNBA de Estados Unidos.

Maggi, como la llaman sus amigos, ganó el viernes 11 de noviembre el campeonato de la Asociación Femenina Metropolitana de Básquetbol (AFMB) de Buenos Aires, Argentina, junto al equipo de la categoría Primera del Club Atlético Obras Públicas Sanitarias de la Nación u Obras, como llaman coloquialmente al equipo. La conquista fue de forma invicta, es decir ganando en las 26 presentaciones que tuvieron; un primer sueño hecho realidad para la boliviana.

Sin embargo, no todo fue color de rosa en su estancia ya de casi cuatro años en la capital argentina. “Mi hermana entrenaba en el Club Orca de Santa Cruz y a mí me inscribieron también para que haga algo. Tenía 6 años”, dice Margareth, que recuerda haber recibido la enseñanza de los entrenadores José Camacho, John Morris y Luis Arias, en sus primeros pasos en el básquetbol; aunque también mencionó a Antonio Donate, Reyes Gil y Marcos Corrales, que de alguna forma influenciaron en su juego.

“A mis 15 años fui a un campus (entrenamiento especializado) del coach argentino Guillermo Vecchio, en Miami. Al año siguiente me llamaron de Obras para que vaya a Argentina a probarme y me quedé”, recuerda Padilla. En enero de 2019 se instaló en la tierra de Manú Ginóbili, donde el club le ofreció hospedaje, alimentación completa, estudios, seguro de salud y las mejores condiciones para entrenar y elevar su nivel.

“Lo único que rechacé fue el hospedaje, porque allá vivían mis hermanos mayores Jali y Leo. Fue duro vivir alejada de mis padres (Edil Padilla y Alcira Lijerón), pero era un sueño hecho realidad”.
Todo marchaba bien hasta que “en enero de 2021, a tres días de debutar en la Liga Argentina (máxima categoría del país vecino, equivalente a la Libofem boliviana) me lesioné. Veníamos de una pretemporada durísima, a doble turno y con exigencia física al máximo. No tuve contacto con nadie, solo hice un cambio de dirección y sentí que mi rodilla se fue (salió de su lugar)”, cuenta Maggi el inicio de su pesadilla.

El Club Obras se hizo cargo de todo. Ocurrió al mediodía y a las 16:00 ya tenía los resultados de la resonancia magnética que reveló lo peor “tenía rotura de ligamento cruzado, lateral y menisco; ósea me rompí todo lo que está dentro de mi rodilla. La siguiente semana me operó el doctor Javier Mastropierro (cirujano traumatólogo especialista en estas lesiones y medico de la selección argentina varones) en la Clínica Otamendi; lo menciono porqué el club siempre me dio lo mejor de lo mejor para mi recuperación”, dijo la alera de 1,77 metros de estatura.

Aunque la cirugía es ambulatoria, la recuperación es lo peor. “Sufrí mucho porque no podría entrenar al menos 9 meses. Me afectó mucho en lo sicológico, porque estaba lejos de mi familia, no podía jugar, vi como mi cuerpo cambiaba al no poder moverme y miraba en el espejo como perdía la masa muscular que tanto había trabajado”, acotó.

Lo destacable del club es que nunca la dejaron sola, ella debía presentarse al club todos los días para que hagan seguimiento el doctor, la quinesióloga, la nutricionista y la sicóloga, y realice trabajos diferenciados. Volvió a las canchas 12 meses después, ya fue parte de la selección boliviana mayores que jugó en octubre en los Juegos Odesur, en Paraguay, y hace dos días ya dio la vuelta olímpica en Argentina, compitiendo y aportando a su equipo.

“Mis padres siempre me dijeron que no se puede vivir del deporte toda la vida, por eso es importante estudiar y lo estoy haciendo en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Por las mañanas estudio la carreta de Actuario en Economía y por las tardes entreno. Tengo tres objetivos: el primero jugar en un club de Europa para mostrarme y cumplir el segundo que es jugar en Estados Unidos; y también quiero una medalla con la selección boliviana”, concluyó Maggi, que por ahora ya cumplió el sueño de miles de niñas bolivianas amantes del básquetbol y también abre las puertas de Argentina para los talentos tricolor.

Nota: Óscar Uriarte

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