La pasión del fútbol llega al escenario con toda la fuerza de la memoria y el mito. Este viernes 28 y sábado 29, el Centro Cultural San Isidro abre sus puertas para recibir La Máquina Vieja, una obra que invita al público a reencontrarse con la emoción del deporte más popular del país. No se trata solo de una puesta en escena: es un viaje sensorial hacia esas canchas polvorientas donde nacen los héroes y donde se forjan los sueños.
En el corazón de la obra late la figura de Erwin ‘Chichi’ Romero, considerado por muchos como el mejor futbolista boliviano de la historia. Un jugador que marcó generaciones, dueño de un talento que trascendió épocas y rivales. La Máquina Vieja reconstruye su vida desde un lenguaje teatral que mezcla crónica, ficción y testimonio, proponiendo al espectador un diálogo entre la gloria y el olvido, entre el ídolo y el hombre que existió detrás de la leyenda.
La dramaturgia explora con destreza los momentos más luminosos y también los más duros del camino de Romero. En un montaje íntimo, fragmentado y profundamente humano, el fútbol se convierte en símbolo: un punto de partida para reflexionar sobre la historia reciente del país, sobre las luchas cotidianas y sobre la nostalgia que envuelve a quienes alguna vez soñaron con tocar la gloria.

‘Chichi’ Romero dominando el balón, desparramando marca y con la verde puesta.
Además, la obra se potencia con un ambiente cargado de emoción. Con horarios para toda la familia —hoy viernes 28 a las 19:00; sábado 29 en doble función, 18:30 y 20:00— el Centro Cultural San Isidro se transforma por dos días en un estadio teatral donde la memoria, el sacrificio y la pasión se viven en primera fila. Ubicado en Barrio San Isidro, calle 1 entre radial 10 y Che Guevara, el espacio es de fácil acceso gracias a las líneas 69, 100, 103, 8, 20, 40, 82, 85, 39 y 33.
Para quienes deseen sumarse a este homenaje y sentir de cerca la vida de un grande del fútbol boliviano, las entradas están disponibles por WhatsApp al 74965660 o mediante el enlace wa.link/94lt5m. La Máquina Vieja no es solo una obra: es un acto de memoria, un tributo a la grandeza y un recordatorio de que, aunque el tiempo pase, los verdaderos ídolos nunca se apagan.
