En un mundo donde los jóvenes deportistas deben equilibrar el entrenamiento, los estudios y la vida familiar, la historia de Grace Lizarazu se destaca como un ejemplo de disciplina, fe y amor por el aprendizaje. Con apenas 10 años, esta talentosa gimnasta de la selección boliviana ha demostrado que la pasión por el deporte puede ir de la mano con una educación personalizada y centrada en los valores.
Grace se prepara para el Campeonato Sudamericano de Posadas, Argentina, donde competirá con la selección boliviana de gimnasia rítmica desde finales de este mes.
A pesar de estar concentrada en su preparación, la pequeña atleta no descuida sus estudios que están a cargo de sus padres, que tienen claro cómo educarla.
En ese sentido, Grace realiza su educación en casa (homeschool), un modelo que ha permitido que su desarrollo académico y deportivo crezcan de forma armoniosa. Mientras muchas niñas de su edad siguen rutinas escolares tradicionales, Grace estudia desde su hogar, bajo la guía de sus padres, quienes asumen el 100% de su formación académica y espiritual.
“Nuestro enfoque educativo es cristocéntrico. Eso significa que cada asignatura y cada aprendizaje giran en torno a los principios y valores de la fe cristiana que profesamos. No solo buscamos que Grace aprenda matemáticas o ciencias, sino que también comprenda el propósito de Dios en todo lo que hace, incluso en el deporte”, explica su padre, Darwin Lizarazu.
Este método le otorga a Grace una flexibilidad invaluable: puede ajustar sus horarios de estudio a su agenda de entrenamientos, descansar adecuadamente y disfrutar tiempo de calidad con su familia, algo que muchos deportistas jóvenes sacrifican. Además, el homeschool le permite aprender a su propio ritmo, desarrollar autodisciplina y fomentar su curiosidad natural, cualidades esenciales para su crecimiento como atleta y persona.
