El fisicoculturista y luchador Kirill Tereshin, conocido mundialmente como el «Popeye Ruso» por sus bíceps desproporcionadamente grandes, atraviesa el momento más dramático de su vida debido a las graves complicaciones derivadas del uso masivo de sustancias inyectables, principalmente aceite, para aumentar el volumen de sus extremidades. El joven se enfrenta a un alto riesgo de perder ambos brazos.
Tereshin, quien se hizo viral por inyectarse Synthol (un cóctel de aceite, lidocaína y alcohol) para alcanzar bíceps de hasta 60 centímetros de diámetro, está pagando ahora el precio de su peligrosa búsqueda de fama. Los médicos le han advertido que la necrosis y la fibrosis muscular causadas por el cuerpo que rechaza la sustancia ponen en peligro la funcionalidad e incluso la supervivencia de sus brazos.
La situación se agravó recientemente tras un combate de artes marciales mixtas (MMA) donde uno de sus bíceps «reventó» durante la pelea, un suceso que captó la atención mediática y que el propio Tereshin catalogó como una «estupidez». Ha tenido que someterse a múltiples y complejas cirugías de urgencia para intentar retirar el aceite, el músculo y la piel muerta. A pesar de los esfuerzos, el riesgo de amputación persiste, y necesita varios injertos de piel para una recuperación que se ve lejana.
«Cometí una estupidez y ahora lo estoy pagando», ha lamentado el joven en sus redes sociales, un arrepentimiento tardío que sirve de dura advertencia sobre los peligros del uso de estas sustancias para fines estéticos o deportivos.
