Muchos a su edad ya caminan ayudados, y si lo hacen por sus propios medios es peligroso, pues se arriesgan a lastimarse por alguna caída. Sin embargo, ella es diferente; pareciera que los años pasan lento por su organismo. “Puedo salir sola a andar, pero no lo hago por la delincuencia que hay”, dijo la envidiable Lidia Méndez Lelarge.
Inmediatamente después, para hacer la producción fotográfica, levanta como si nada algo parecido a un balón pequeño que guarda en una bolsa. Se trata de una bola de acero con la que compite en lanzamiento de bala.
Estira el brazo y afirma: “No se preocupe, no me lastimaré, puedo sostenerla”. Así tranquilamente puede pasar como una persona de unos 60 años, pero tiene 81.
Ella es única en el departamento donde ya no tiene competencia en su categoría, cuando participa en los campeonatos de la Asociación de Atletas Máster Santa Cruz (Acam), que aglutina a 120 deportistas, cuyas edades van desde los 30 hasta más de 80 años.
La señora Lidia es de San Borja donde jugó básquet hasta los 18. “Me casé y dejé de entrenar. Volví a hacer ejercicios a los 75, por salud y a insistencia de mi hija Corina”, manifestó. Corina Rea, que es amante de los ejercicios, es secretaría general e integrante activa de la Acam y ‘vice’ de la Asociación Cruceña de Atletismo.
Con pocas arrugas en el rostro, se apresura a asegurar que en los nacionales sí tiene rivales, como el que se realizó en agosto del año pasado en el estadio de atletismo de la Villa Deportiva y en la que ganó dos medallas de oro. “Fue por el aniversario 36 de nuestra asociación”, sostuvo.
Sus marcas no se le olvidan: “Hago 3,83 metros en bala y 6,5 en jabalina”. Ella ya participó en campeonatos internacionales en Chile y Paraguay. “Allá hay bastante competencia”, manifestó.
Pero, ¿cuál es el secreto para que siga en actividad deportiva? Ni las prótesis, en la rodilla y otra en la cadera, la frenan. Esta campeona longeva perdió a los 63 años a su esposo, René Rea. “Vivíamos en el campo y luego cuando falleció mi compañero, me vine con mi hija. Tenía 70 años”, recordó. Desde esa época los ejercicios son parte de su vida.
“Si hasta manejo bicicleta, pero mi hija ya no me deja. Eso sí, le aclaro que quiero hacer deporte toda la vida, es una manera de distracción y salud para mí”, afirmó. Sus hijos están orgullosos de su madre atleta, todos superando los 50 años: Corina (60), Teresa (59), Matilde (57) y Carlos (55). Ellos aseguran que su progenitora no se cambia por nadie compitiendo. ¿Quién no estaría así? Ella luce sana, y con ganas de superar los 100 años.
Se despide con la tranquilidad y amabilidad que nos recibió. Dan ganas de imitarla Es un ejemplo claro que hay vida deportiva más allá de los 80.
